07 septiembre 2015

LUNA DE MIEL. ÚLTIMA PARADA: HAWAII (DEL 23/07 AL 27/07). DÍA 3

En nuestro tercer día, domingo, acudimos a un mercadillo que hacen en el Aloha Stadium. Por fuera del campo de fútbol montan un mercadillo bastante grande y todos los artículos están mucho más baratos que en las tiendas de Waikiki.





No hace falta decir que arrasamos. Compramos un montón de cosas: pareos, imanes, collares, pulseras, regalitos,... Incluso una maleta de mano para meter las compras y llevarla de vuelta a España como bolso de mano (recordad que ya íbamos justitos de peso desde Las Vegas).



Después de terminar nuestra jornada de compras fuimos hacia Pearl Harbor. Dejamos el coche en el parking y nuestras cosas en taquilla (previo pago, claro). El lugar me conmocionó. El sitio respira, a partes iguales, honor y desolación.

Honor porque se rinde homenaje a aquellos que participaron y sirvieron con honor a su país, tanto los supervivientes, como los caídos. Desolación, por la masacre de Pearl Harbor en sí misma. Fue una desgracia. Ya lo pensaba de antes, pero estando allí te sobrecoge aún más si cabe la historia. El Arizona Memorial, construido justo encima del acorazado incendiado y hundido USS Arizona, de donde aún se desprenden algunas gotas de fuel que los americanos denominan como "black tears" (por aquello de que se llevó 1117 vidas consigo), es un buen ejemplo de lo que os intento describir.





Hoy en día, además de una base naval, es un museo, lugar de culto, un santuario nacional. Hay mucha información sobre la Segunda Guerra Mundial y datos, cuanto menos, curiosos. Como dicen algunos, aunque me diera cierta tristeza estar allí, la historia necesariamente debe ser recordada, especialmente, para no cometer los mismos errores.



Tras nuestro paso por Pearl Harbor, volvimos al hotel para prepararnos para nuestra cena/espectáculo o Luahu. Habíamos comprado las entradas en el hotel y se celebraba en nuestro mismo hotel, en una de sus terrazas. Intentamos vestirnos lo más propios posible, incluida flor en el pelo por mi parte. Nada más llegar te colocan el collar de bienvenida (o lei) y te ubican en tu sitio.

La cena era buffet y te permitía probar distintos platos de la cocina hawaiana. La cocina hawaiana tiene influencia o mezcla de japonesa, tailandesa y polinesia. A mi, particularmente, me gustó mucho.

Y también me gustaron mucho los Blue Hawaian y los Mai-Tai. Ni que decir tiene que no es lo mismo tomarlos en España que en el lugar de donde son originarios. Juan Carlos se pidió un "Chichi" (yo no lo había escuchado en mi vida). Al parecer,  aunque en español suene raro, es un cocktail que mezcla la piña colada y el coco loco, y estaba realmente bueno.

El espectáculo fue una pasada. Las danzas hawaianas y otras de influencia polinesia que también representaron me parecieron increíbles. Algunas sensuales, otras con mucha fuerza y habilidad, ... no dejan indiferente a nadie que las vea.

                                      

                                       

Conectamos bien con el resto de personas con las que compartíamos mesa (una familia californiana de orígenes filipinos) así que pasamos un rato muy agradable. 

Al terminar nuestra cena, dimos un paseo por el hotel y volvimos a la habitación. Al día siguiente era nuestro último día y queríamos terminar de ver Honolulu a la par que disfrutar un poco de nuestras últimas horas en las playas de Hawaii.








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